jueves, octubre 28, 2010

Frío

Todo es negro a mi alrededor. He abierto los ojos en algún lugar indeterminado. Algo dentro de mí reconoce este sitio, el brazo de la silla donde estoy sentado, el suelo que acabo de pisar descalzo. Cruje. El perfume de la madera antigua es cada vez más evidente, sí, esa misma madera procedente de las colonias, aquella que dicen de color rosa con la que construían la estructura de edificios hace 2 o 3 siglos. Siempre me cuestioné si lo que olía es la madera o las mil veces que la alimentaron con cera.

Tengo que levantarme y ver por qué todo está oscuro, es una situación que me hace sentir inseguro y me provoca algo similar al miedo. Avanzo sin dirección por la estancia, no se escucha nada, sólo el torpe bofetear de mis pies y la queja del suelo a su paso. Hace frío, toda mi piel se ha hinchado y mil pájaros me atraviesan la espalda a dos escasos centímetros.

Ahora mis pies están húmedos y una inmensa nada me rodea, cada paso que doy es desafiando un abismo. Creo que estoy en la calle. Ahora sí, tengo miedo, ahora ya no puedo moverme. Estoy solo, en el único metro cuadrado llano de la cima de la más escarpada montaña. Tomás, ahora toca organizarse, no te puedes dejar llevar por el pánico, resiste. Bien ya sé, pensaré en algo agradable, sí, algo con poca luz, así no me costará visualizarlo. Piensa. Conduzco por la carretera, es de noche pero hay luna llena, una gran luna llena de agosto, sí este es un buen recuerdo, no hay tráfico y apago las luces del coche, ocupo los dos carriles y me siento libre. Estoy llegando a la Isleta, hay pitas y algún conejo a los lados.

Mierda, todo sigue igual. Negro. Y encima este silencio, retumba en mi cabeza, puedo escucharlo, maldito zumbido. Espera, parece que se oye algo, es un leve timbre, de esos de bicicleta, no hay duda, viene alguien. El timbre ha cesado pero escucho la bicicleta rodar y ahora pasos, es como si la arrastrase y los pedales sin control luchasen por llevar el ritmo. Una voz crece en la oscuridad, diría que es de mujer, susurra una salmodia. Cada vez la procesión está más cerca, estoy indefenso, no veo nada, pero lo que sea a mí sí. Aprieto mis puños, dientes y piernas. No entiendo por qué estoy excitado, siento una enorme erección. El timbre de nuevo y esa voz, siento en mi cara el aire que exala al hablar, distingo mi nombre entre su lamento. Aghhh! Me agarra violentamente y me empuja, ahora me abraza. Me besa. Tomás! Tomás! El despertador suena hace 10 minutos, muévete!

sábado, enero 12, 2008

Diarios de una barba

El masaje para después del afeitado va trazando sobre mi rostro un humilde mapamundi de regiones abrasadas. El acto de segar mi cara de forma habitual se ha convertido en un ritual, un momento privado que, aunque suelo retrasar más de lo debido, disfruto y alargo al máximo. Pronto hará cinco años desde que entrara en mi vida el aroma del jabón de afeitar y sintiese por primera vez brotar la espuma accionada por una brocha sobre mi cuello. Fue algo circunstancial, mi cómoda espuma en spray había viajado a un hospital para quedarse unas semanas y nunca regresó.

Meu coraçao vagabundo

Cada día amanece antes en Lisboa
con la promesa de ver, tu cuerpo
dormido en el atlántico
que ha atracado en mi corazón.

He parado en tu sueño
hay tejas en las paredes de tu pecho volcánico
que no me dejan siquiera adoptar la peor de las posturas
sin hacerme caer a un abismo de realidad.

Y es verde el desorden de mis pensamientos
hay unos ojos clavados en el espejo
y una mujer que crece y decrece
con la piel en flor.

viernes, enero 11, 2008

El círculo

Todos y cada uno de los lazos que me sostienen han ido tejiéndose a medida que mi existencia ganaba envergadura. No son cabos sencillos y uniformes, se trata de un complicado sistema de distintas secciones y extensiones que permiten al individuo una postura erguida y equilibrada.

El parto entendido como la conclusión de un estado de gestación y el inicio de un desarrollo autónomo, no es más que una representación física de un proceso más complejo de naturaleza superior.

El cuerpo sujeto por cientos de hilos es arrojado a la vida a través de un gran agujero circular del cual pende. En los infinitos prismas que lo forman van quedando recogidas todas las vivencias, influencias y conocimientos que son útiles para el individuo. Cuando un dato queda recogido, los hilos que lo conectan van tejiéndose y por tanto fortaleciendo su nexo.

Lo que entendemos por muerte es el momento de mayor proximidad al círculo. En el que el individuo emerge y rompiendo las uniones consigue ser libre. A partir de ese momento inicia una verdadera vida autónoma vistiendo el traje que ha tejido durante años.

domingo, abril 02, 2006

Relato 2

Desde mi retiro en esta residencia fría y metálica recuerdo aquellos años en los que la juventud y salud me empujaban a pregonar por pueblos y ciudades las bondades de mi invento. Llegaba al lugar unos días antes y supervisaba el montaje de la máquina. Una vez instalada reuníamos a los medios y los vecinos en general y comenzaba con algo así:

Hasta ahora siempre me he negado a adoptar nuevos hábitos en los distintos templos que a lo largo de mi carrera he tenido el privilegio de dirigir. Ésta, mi iglesia repartida por todo el mundo, se ha ido amoldando a las costumbres y cultura de los países por los que se ha propagado. Pero las exigencias de la sociedad moderna demandan soluciones. Nuestra religión es una institución actual y óptima para aquellas sociedades que andan perdidas. Y es por ello que hoy me complace presentar en su ciudad los primeros Lavaderos Católicos para el Mundo Cristiano.

Y después de esa introducción esperaba unos minutos para que la gente aplaudiera y sin más les interrumpía antes de que la animación decayera presentando la máquina:

Un sistema innovador diseñado para el cristiano moderno. Para usted que lucha a diario por esos minutos en su apretada agenda para el cultivo personal. Ya no tendrá más que pasar por situaciones como llegar al templo y encontrarse que han cerrado o desembarcar en viaje de negocios a una ciudad nueva y tener que desatender sus obligaciones espirituales. Porque nuestro ambicioso plan de expansión nos llevará a todas la ciudades en próximas fechas.

El túnel Wash-X-Matic le permitirá la remisión de sus pecados y las oraciones diarias en breves minutos sin tener que descuidar otras tareas. Solo tendrá que elegir el programa de lavado en función de sus necesidades y colocar su vehículo según las sencillas instrucciones expuestas a la entrada. Un agradable proceso que le limpiará y preparará para las tensiones y tentaciones diarias en menos de 5 minutos.

Brisas de Belén o Paseo por el Gólgota son algunos de los programas que podrá elegir. Más de 100 microventiladores crearán un ambiente de paz que unido a los aromas y agradables plegarias harán de su penitencia un paseo celestial. No lo dude, acuda a su lavadero más cercano y disfrute de nuestra promoción por apertura, bendiga su coche o a su nuevo bebé con una Salve Rociera, completamente gratis.

Distintos movimientos cristianos ya nos recomiendan a sus feligreses.
Sea la envidia de su parroquia, únase a nuestra familia.

Fueron años felices, sí, ya lo creo. Ahora vivo de mis recuerdos mientras espero a mi sobrina que tan amablemente me cuida.

sábado, abril 01, 2006

Relato 1

No era el hombre mas apuesto del local, pero aquel inusual visitante desde el principio consiguió destacar entre la multitud. Aunque la noche se convirtió en un ir y venir de caras por mi mesa le buscaba con interés movida por la necesidad de comprobar que no se había marchado. No al menos sin desvelarme su secreto. Se movía de forma ágil con movimientos atléticos y elásticos que hacían ondear sus pantalones a modo de aletas entre la gente. Vestía ropas cómodas de tejidos sintéticos y colores vivos. La camisa amarillo anaranjado que eligió aquel día contrastaba con una chaqueta verde que al modo americano ceñía su cintura en un cinturón del mismo tejido. Ésta asomaba de forma irregular bajo la chaqueta y un solo pico reposaba sobre la solapa indicando la urgencia de su salida. Calzaba unas deportivas también verdes con una gran “U” bordada en el lateral y que parecían recién salidas de su embalaje. Rematando el atuendo un pantalón color hueso con varios bolsillos de solapa terminaban de darle el aspecto de un paciente que acabara de recibir el alta y su familia le hubiese tenido que llevar la ropa inesperadamente pasando por la tienda de guardia de una gran superficie comercial.

Poco a poco la observación fue dando paso a un sentimiento de familiaridad que me llevó a quedar ensimismada hasta el momento en que sorprendida observé que estaba en mi mesa esperando para jugar. Recuerdos de la infancia me habían trasladado a aquellos tiempos en que corríamos durante días enteros sin pensar en comer ni la hora que podría ser. Mi padre y sus hermanos trataban asuntos de mayores y bromeaban con sus mujeres sobre la posibilidad de buscarse otras con menos edad y la mitad de trasero. Papá llevaba días haciendo llamadas a amigos cuyos nombres nunca había oído antes. Se reían y hablaban cosas de la República y de que ahora estaban tranquilos. Mi madre en aquella época brillaba como nunca, parecía estar cargando sus baterías para la inexplicable y traumática desaparición de su marido pocos años después. La mano del jugador cruzó el espacio en que había centrado mi vista y me hizo volver a la realidad. Era una mano cuidada, las uñas escrupulosamente cortadas brillaban en el extremo de unos dedos largos y huesudos que como toda su piel aparentaba ser inusualmente suave en un hombre septuagenario. Pude ver que acumulaba una fortuna en fichas y que con gesto amable y relajado pretendía hacer una estación allí aunque ya pudiese vivir de las ganancias el resto de sus días. A duras penas conseguí balbucear un breve buenas noches que no pude rematar con una muestra de respeto al modo que me enseñaron cuando empecé a trabajar hace años. Dirigirme a él con un “caballero” habría sido lo correcto, pero la intensidad de su mirada enmudeció mi boca. Sus ojos parecían dos vidrieras a punto de romperse por la presión ejercida por el mundo que encerraban y cuando nuestras manos se tocaron para colocar adecuadamente las fichas en el impar un escalofrío recorrió mi cuerpo haciéndome contraer los muslos excitada. Sus apuestas eran infantiles y carentes riesgo, sin duda así no había acumulado aquel capital. Habría abandonado todo y entregado mi cuerpo aquella noche a él sin dudarlo. Solo con una leve insinuación. Las apuestas siguieron la misma línea. Alternaba los impares con los colores y el poco capital que apostaba siempre lo perdía, acabó sus apuestas exhausto con el 2, 9 y 36. Alzó su cabeza, me miró con gesto relajado y una mueca de sonrisa apareció en su boca mientras se retiraba.

La rutina volvió a mi noche y un par de horas mas tarde pude recogerlo todo y marchar. Manuel, el chaval que rondaba siempre por el casino preguntando si podía ayudar en algo, me dijo que antes de irme pasara por la oficina, el director quería hablar conmigo. Qué querría ahora ese tirano, estaba deseando irme a casa pero mi precaria situación me impedía lanzarle el tapete a la cara y debía obedecerle sin protestar. Cuando entré me recibió con la peor de sus miradas y sin mas explicaciones me tiró a los pies una bolsa de viaje que quedó frenada a medio camino por el parqué sucio y astillado. Me agaché procurando eliminar cualquier motivo de inspiración a la mente sucia de aquel vicioso y tras recoger la bolsa salí de allí sin despedirme.

La intriga que me producía aquella bolsa superaba el cansancio y solo pude aguantar hasta salir del casino para arrastrarla hasta los baños de la barra americana de al lado. Los ochenta poblaron los baños en España y aquellos días Madrid y sus aseos ardían. Agazapada en un rincón pude abrir la cremallera y rescatar una fotografía de entre la cara del rey estampada en varios miles de billetes de 5000 y 10000 pesetas. Aparecían varios hombres en el muelle de Barcelona, era una de aquellas fotos de guerra que gracias a la cuidadosa labor de los fotógrafos de la época había conservado ese tono virado al sepia tan característico. Pude identificar entre las caras a mis tíos y era mi padre el que apartado del grupo miraba eternamente desde el filo de la escalinata.

Movida por la certeza de un encuentro inesperado corrí hacia la casa abandonada que fue de la familia hasta mediados de los 50. Solo pude recorrer escasos metros de la Castellana antes de que la policía me parase y varios coches de bomberos rompieran el silencio de la noche. La estructura de la casa era de madera y ardió rápidamente.

lunes, febrero 20, 2006

SOBREDOSIS DE AMOR

Rutina, el camino diario. Calle Altamira, olor a orégano, queso, horno, pan diario.
Una hora antes desbordó de saliva mi boca, ahora remueve mi estómago.

Una voz joven rompe el letargo. Un grito sordo que aligera mi paso ante un posible atropello o un motorista sin casco. Es un joven que a cámara lenta reposa la cabeza atravesado en el asfalto. Es alto, los brazos cruzan su pecho y parece relajado. Sol de invierno, son las 4.

Un coche avanza hacia él y la cara del conductor escapa por las ventanas. Entre los coches aparcados surge una chica, ahora la reconozco, es la autora de los gritos y entre insultos lo levanta por el pecho. El coche pasa casi rozando. De pié, enfrentados, él rompe en llanto y solo dice hazme caso, ¡¡QUE ME HAGAS CASO!!.

Es 16 de febrero, diagnóstico sobredosis de amor

sábado, diciembre 17, 2005

Pensäo Santiago V

Tiempo atrás, una amiga psicóloga le tranquilizó explicándole que en el caso de volverse loco no sería consciente de ello, y él cada día se encontraba más cuerdo y feliz. Aún así, aquel lugar parecía ser parte de una alucinación y Tomás lo contemplaba embriagado quizá por el ambiente denso e irrespirable, y un hambre atroz. Un cuerpo se confundía con el color hueso de los lienzos de gasa a su derecha y lentamente fue definiendo sus formas a medida que avanzaba hacia Tomás. Se trataba de un hombre desnudo con una larga melena lisa tan negra como sus ojos.

Todo su cuerpo era extremadamente pálido y carente del menor rastro de pelo. Sus rasgos parecían orientales y los labios eran finos y gélidos como un esquimal.

Cuando llegó hasta él, le invitó a tumbarse en un pequeño altar a su lado y boca arriba vio acercarse a la enigmática joven. Ligera cual mariposa se posó a horcajadas sobre su pubis. El raso fucsia de su breve camisa comenzó a moverse impulsado por pequeños saltos que acababan en sordos golpes sobre su sexo despierto y altivo. La licra de sus piernas rozando con los pantalones se convirtió en una gran fuente de calor y él cerró los ojos quizá para asistir a la revolución de sus vísceras ardiendo. En el momento de mayor excitación volvió la luz a su mirada. La niña había desaparecido. Ahora era tan inquietante maestro de ceremonia quien, rodeado de una docena de jóvenes, golpeaba sobre su bragueta con un vaso de tubo haciéndolo rodar en todas direcciones. El latido sistólico de su miembro fue el preludio del allegro andante que templado le desbordó hasta el muslo.

jueves, septiembre 29, 2005

Pensäo Santiago IV



Una nueva puerta se cerró tras ellos y fueron descendiendo de forma inversamente proporcional a la excitación que le provocaba aquella situación. Parecía ser un insignificante muñeco a los ojos de aquel homenaje a Don Carnal en que se iba convirtiendo todo a su alrededor. Sucios pensamientos acudían a su cabeza según esquivaban las parejas y grupos que, entre escaleras y rampas, daban rienda suelta a sus más oscuras perversiones. Las galerías insuficientemente iluminadas por unas pocas velas y candelas agotándose en un mar de aceite no le permitían ver mas allá del lugar donde se fundían sombras y penumbra. De aquel manto negro a veces escapaban cuerpos cubiertos de encaje, vinilo o cuero que rápidamente volvían a ocultarse dedicándole una sonrisa. Su sexo hinchado y pegado al muslo precedía al prometido y deseado festival que parecía depararle la noche cuando quedasen solos. Confiado en su destino se dejaba empujar por aquella enigmática mujer sin volverse ni hacer preguntas adivinando sus delicadas formas de niña en los momentos que sus cuerpos chocaban. El coro desafinado de risas, gemidos y sollozos reprimidos que le acompañaron en el descenso fue perdiéndose hasta la enorme puerta blanca en que desembocaba el túnel.

Al fin llegaron al que parecía ser el destino elegido, aquella luz parecía derretir sus pupilas y aún tirado en el suelo, difícilmente conseguía separar unos milímetros sus puños que actuaban a modo de escudo. Debía haber pasado algo más de media hora cuando pudo enfocar el decorado en que parecía encontrarse. Se trataba de un almacén iluminado por cientos de neones y halógenos que teñían de azul todo lo que encontraban en su haz. Miró a su alrededor y vio a lo lejos una figura perderse entre las cortinas de gasa que dividían la estancia. De nuevo parecía estar solo.

domingo, septiembre 04, 2005

Pensäo Santiago III



¿Desde cuando estaría allí? Una chica, mayor de lo que aparentaba, iluminada por el fluorescente de una armería observaba sonriente la escena. En principio comenzó a seguirla movido por una explicación necesaria, pero pronto descubrió que en realidad dicha persecución respondía a un instinto mucho mas primario. Aquel pelo cortado a lo garçon era tan negro como el cristal de las amplias gafas de sol enmarcadas en rojo que lucía cual Lolita de Kubrick. Y él, emulando a James Mason corría sin tregua tras aquellos pies de geisha enfundados en unas bailarinas encarnadas. Entró tras ella a un local sin nombre cerca del puerto encontrándose con un café de diseño de los que proliferan últimamente en las grandes ciudades: sofás de formas imposibles, proyecciones en las paredes de divas y jóvenes marines musculados y una legión de modernas, flequilleros, pin-ups….

El exotismo de aquella gente le permitió pasar desapercibido y con dos copas de cocktail en las manos eligió un lugar cercano a la salida para tener controlada a su fantasía particular. Pero era el quien estaba siendo observado, una mano firme le sorprendió sumergiéndose en su pantalón y arrastrándolo de espaldas hacia la salida de emergencia. Con gran esfuerzo consiguió girarse y tras saborear aquel dulce perfume en su nariz y boca, confirmó que era ella y se dejó llevar.

domingo, agosto 28, 2005

Pensäo Santiago II



Diciembre había sacado la ciudad a la calle. Todos parecían preguntarle con sus miradas de que o quien huía y Tomás acabó escapando de si mismo y refugiándose en las calles de un pequeño barrio.

Debía ser muy tarde, el telón de la noche había caido hacía tiempo y aquellas personas que tanto le molestaron se habían convertido ahora en sombras amenazantes. Un pobre vagabundo salió del apenas metro de puerta que asomaba a la calle de una imprenta abandonada. Sin darle tiempo a pedir unas monedas, Tomás descargó toda la furia del día en el cuello de aquel hombre. Asustado observó la postura imposible en el suelo bajo un abrigo infantil cuyos botones le recordaron aquel que usaba las frías mañanas para acudir al colegio. Por segunda vez en su vida robó.

viernes, agosto 19, 2005

Don Simpósium Vademécum


Hoy hace 2382 días y medio de la muerte de D. Luis Sánchez Polack, Santo varón

jueves, agosto 18, 2005

Pensäo Santiago I

No fue hasta otro día cuando al abrir la contraventana de su habitación pudo observar, con la poca luz que iluminó la estancia y su ceguera vespertina, el lúgubre e insalubre aspecto de su morada. La urgencia de una ducha y sus vísceras desorientadas le hicieron elegir entre descubrir que le deparaba el aseo o pasar de la ducha y buscar alivio en la calle a sus necesidades. Tomás eligió la segunda opción, guardó sus pocas cosas de valor en un bolso de napa heredado de su abuelo que llevaría colgado y dejó alguna ropa en su mochila a riesgo de ser robada.

La actividad de la calle desafiando una tormenta inminente contrastaba con su estado de ánimo. Estaba ya atardeciendo y decidió tomar algo en una cafetería cualquiera de las que poblaban la Rua Augusta. Desde la barra podía contemplar mientras esperaba su café la belleza del encuadre que formaba el arco iluminado y la Praça do Comercio a través de éste.

Por primera vez en días la suerte le dedicó una tímida sonrisa y la propina dejada por un cliente le sirvió para pagar una pasta salada con la que acompañó el café y que parecía contar entre sus ingredientes con algún tipo de queso. Pensar que pocos días antes podría haber comprado la bandeja entera y saciado aquel hambre le provocó un hilo de tristeza que atravesó su pecho algunos segundos.

viernes, agosto 12, 2005

Pensäo Santiago


- No. Yo tengo mis principios, y eso que me pides está en conflicto con todos ellos.

Tomás en aquella posición tan comprometida recorrió con estas palabras los escasos centímetros que le separaban de la moqueta. Su cuerpo hastío parecía ser engullido, debido a la ausencia de luz, por aquel tapiz que fueron bordando gota a gota anteriores inquilinos de la 14.

Algunas noches antes llegó a Lisboa. Las calles desiertas y el tambor de los truenos le convirtieron en un Cristo empapado procesionando por la Rua Augusta y sus paralelas.
Los edificios de aquellas avenidas le parecieron distinguidos, fue por ese motivo que cuando vio el luminoso que anunciaba la Pensäo probó suerte convencido de la categoría del establecimiento y no dudó aceptar la habitación que le ofertó Regina obviando las chapas de acero que servían de puerta a los pisos inferiores.

Kashmir

jueves, julio 07, 2005

Léolobotomizado


Porque sueño yo no lo estoy
porque sueño..............sueño
porque me abandono por las noches a mis sueños
antes de que me deje el día

Porque no amo
Porque me asusta amar
ya no sueño
ya no sueño



A ti la dama, la audaz melancolía
que con grito solitario
hiendes mis carnes ofreciéndolas al tedio
Tú, que atormentas mis noches
cuando no sé que camino de mi vida tomar
Te he pagado cien veces mi deuda.

De las brasas del ensueño,
solo me quedan las cenizas de una sombra
de la mentira que tú misma me habías obligado a oír

Y la blanca plenitud no era como el viejo interludio
y sí una morena de finos tobillos
que me clavó la pena de un pecho punzante
en el que creí,
y que no me dejo mas que el remordimiento
de haber visto nacer la luz
sobre mi soledad.

Fragmentos extraidos de Léolo (Jean-Claude Lauzon)

Noche Negra


De nuevo me sorprende la noche en las calles
Pero ésta no es como las demás, es oscura y me grita...
desde lo mas hondo de su abismo.

Ya no te quiero en mis sueños, vete
y te llevas tu vestido vaporoso y tus zarpas de lince.

Y tú, dónde estás, sal, abre tu boca
ilumina la estancia con tus hazañas de patio
Prefiero asistir a la fresa de tu lengua que al perfume de tus labios

Pero no, tu duermes......
y en tus sueños de chicle se alternan
susurros monótonos y sintetizadores rítmicos

Otra noche a oscuras y sin descanso, amar

Margot


Aquella mañana no fué fácil para ella. Todo su cuerpo emanaba un olor dulce y ácido a un mismo tiempo. Aún pasaron varias horas antes que Margot descubriese la verdad sobre la pasada noche. Una camisa de gasa empapaba su cuerpo, hastío, hasta mas allá de las rodillas, y aquellos pantalones rectos la reducían a un breve resumen de lo que un día fué.¡¡Nunca más volveré a caer en brazos de un hombre, ninguno merece la pena!! Si supiese lo que pasaría pocos días después habría reído hasta el exceso, pero en aquel momento se lo creyó.Un par de cucharadas de azúcar, bastante yerba, otro poco para terminar de endulzarlo y hasta la mitad de mas yerba completaron su mate, lo agitó suavemente y clavó la bombilla dorada por el uso que junto a un termo de agua le acompañaron en el horroroso deambular de desnudar su soledad. La ciudad estaba vacía, corrió durante horas y una fuerte patada y aquel olor a pescado le despertaron en el puerto. Un ciego yacía en el suelo y su sonrisa confiada le descubrió en el horizonte un barco ardiendo en que 14 minutos antes Margot se marchó.

Sueño

SUEÑO QUE LA VIDA ES UN CAMINO
Y A TÍ TE ENCONTRÉ EN LA LUNA
NO ERA ROSA SINO LILA
POR EL AZUL QUE TE PERFUMA.

Y LA NOCHE SON TUS BESOS
LABIOS TORPES, LENGUA QUE CLAVA
SU DAGA, SU FILO
EN UN LAGO DE ESCAMAS.