domingo, agosto 28, 2005

Pensäo Santiago II



Diciembre había sacado la ciudad a la calle. Todos parecían preguntarle con sus miradas de que o quien huía y Tomás acabó escapando de si mismo y refugiándose en las calles de un pequeño barrio.

Debía ser muy tarde, el telón de la noche había caido hacía tiempo y aquellas personas que tanto le molestaron se habían convertido ahora en sombras amenazantes. Un pobre vagabundo salió del apenas metro de puerta que asomaba a la calle de una imprenta abandonada. Sin darle tiempo a pedir unas monedas, Tomás descargó toda la furia del día en el cuello de aquel hombre. Asustado observó la postura imposible en el suelo bajo un abrigo infantil cuyos botones le recordaron aquel que usaba las frías mañanas para acudir al colegio. Por segunda vez en su vida robó.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me encanta ver cómo, además de sacar la ciudad a la calle, estás sacando lo que sientes y pintando un cuadro (este blog) con cada vez más y variados matices.

Siga adelante, sr. Kashmir