jueves, julio 07, 2005

Margot


Aquella mañana no fué fácil para ella. Todo su cuerpo emanaba un olor dulce y ácido a un mismo tiempo. Aún pasaron varias horas antes que Margot descubriese la verdad sobre la pasada noche. Una camisa de gasa empapaba su cuerpo, hastío, hasta mas allá de las rodillas, y aquellos pantalones rectos la reducían a un breve resumen de lo que un día fué.¡¡Nunca más volveré a caer en brazos de un hombre, ninguno merece la pena!! Si supiese lo que pasaría pocos días después habría reído hasta el exceso, pero en aquel momento se lo creyó.Un par de cucharadas de azúcar, bastante yerba, otro poco para terminar de endulzarlo y hasta la mitad de mas yerba completaron su mate, lo agitó suavemente y clavó la bombilla dorada por el uso que junto a un termo de agua le acompañaron en el horroroso deambular de desnudar su soledad. La ciudad estaba vacía, corrió durante horas y una fuerte patada y aquel olor a pescado le despertaron en el puerto. Un ciego yacía en el suelo y su sonrisa confiada le descubrió en el horizonte un barco ardiendo en que 14 minutos antes Margot se marchó.

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