Todos y cada uno de los lazos que me sostienen han ido tejiéndose a medida que mi existencia ganaba envergadura. No son cabos sencillos y uniformes, se trata de un complicado sistema de distintas secciones y extensiones que permiten al individuo una postura erguida y equilibrada.
El parto entendido como la conclusión de un estado de gestación y el inicio de un desarrollo autónomo, no es más que una representación física de un proceso más complejo de naturaleza superior.
El cuerpo sujeto por cientos de hilos es arrojado a la vida a través de un gran agujero circular del cual pende. En los infinitos prismas que lo forman van quedando recogidas todas las vivencias, influencias y conocimientos que son útiles para el individuo. Cuando un dato queda recogido, los hilos que lo conectan van tejiéndose y por tanto fortaleciendo su nexo.
Lo que entendemos por muerte es el momento de mayor proximidad al círculo. En el que el individuo emerge y rompiendo las uniones consigue ser libre. A partir de ese momento inicia una verdadera vida autónoma vistiendo el traje que ha tejido durante años.
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