lunes, febrero 20, 2006

SOBREDOSIS DE AMOR

Rutina, el camino diario. Calle Altamira, olor a orégano, queso, horno, pan diario.
Una hora antes desbordó de saliva mi boca, ahora remueve mi estómago.

Una voz joven rompe el letargo. Un grito sordo que aligera mi paso ante un posible atropello o un motorista sin casco. Es un joven que a cámara lenta reposa la cabeza atravesado en el asfalto. Es alto, los brazos cruzan su pecho y parece relajado. Sol de invierno, son las 4.

Un coche avanza hacia él y la cara del conductor escapa por las ventanas. Entre los coches aparcados surge una chica, ahora la reconozco, es la autora de los gritos y entre insultos lo levanta por el pecho. El coche pasa casi rozando. De pié, enfrentados, él rompe en llanto y solo dice hazme caso, ¡¡QUE ME HAGAS CASO!!.

Es 16 de febrero, diagnóstico sobredosis de amor