sábado, diciembre 17, 2005

Pensäo Santiago V

Tiempo atrás, una amiga psicóloga le tranquilizó explicándole que en el caso de volverse loco no sería consciente de ello, y él cada día se encontraba más cuerdo y feliz. Aún así, aquel lugar parecía ser parte de una alucinación y Tomás lo contemplaba embriagado quizá por el ambiente denso e irrespirable, y un hambre atroz. Un cuerpo se confundía con el color hueso de los lienzos de gasa a su derecha y lentamente fue definiendo sus formas a medida que avanzaba hacia Tomás. Se trataba de un hombre desnudo con una larga melena lisa tan negra como sus ojos.

Todo su cuerpo era extremadamente pálido y carente del menor rastro de pelo. Sus rasgos parecían orientales y los labios eran finos y gélidos como un esquimal.

Cuando llegó hasta él, le invitó a tumbarse en un pequeño altar a su lado y boca arriba vio acercarse a la enigmática joven. Ligera cual mariposa se posó a horcajadas sobre su pubis. El raso fucsia de su breve camisa comenzó a moverse impulsado por pequeños saltos que acababan en sordos golpes sobre su sexo despierto y altivo. La licra de sus piernas rozando con los pantalones se convirtió en una gran fuente de calor y él cerró los ojos quizá para asistir a la revolución de sus vísceras ardiendo. En el momento de mayor excitación volvió la luz a su mirada. La niña había desaparecido. Ahora era tan inquietante maestro de ceremonia quien, rodeado de una docena de jóvenes, golpeaba sobre su bragueta con un vaso de tubo haciéndolo rodar en todas direcciones. El latido sistólico de su miembro fue el preludio del allegro andante que templado le desbordó hasta el muslo.

jueves, septiembre 29, 2005

Pensäo Santiago IV



Una nueva puerta se cerró tras ellos y fueron descendiendo de forma inversamente proporcional a la excitación que le provocaba aquella situación. Parecía ser un insignificante muñeco a los ojos de aquel homenaje a Don Carnal en que se iba convirtiendo todo a su alrededor. Sucios pensamientos acudían a su cabeza según esquivaban las parejas y grupos que, entre escaleras y rampas, daban rienda suelta a sus más oscuras perversiones. Las galerías insuficientemente iluminadas por unas pocas velas y candelas agotándose en un mar de aceite no le permitían ver mas allá del lugar donde se fundían sombras y penumbra. De aquel manto negro a veces escapaban cuerpos cubiertos de encaje, vinilo o cuero que rápidamente volvían a ocultarse dedicándole una sonrisa. Su sexo hinchado y pegado al muslo precedía al prometido y deseado festival que parecía depararle la noche cuando quedasen solos. Confiado en su destino se dejaba empujar por aquella enigmática mujer sin volverse ni hacer preguntas adivinando sus delicadas formas de niña en los momentos que sus cuerpos chocaban. El coro desafinado de risas, gemidos y sollozos reprimidos que le acompañaron en el descenso fue perdiéndose hasta la enorme puerta blanca en que desembocaba el túnel.

Al fin llegaron al que parecía ser el destino elegido, aquella luz parecía derretir sus pupilas y aún tirado en el suelo, difícilmente conseguía separar unos milímetros sus puños que actuaban a modo de escudo. Debía haber pasado algo más de media hora cuando pudo enfocar el decorado en que parecía encontrarse. Se trataba de un almacén iluminado por cientos de neones y halógenos que teñían de azul todo lo que encontraban en su haz. Miró a su alrededor y vio a lo lejos una figura perderse entre las cortinas de gasa que dividían la estancia. De nuevo parecía estar solo.

domingo, septiembre 04, 2005

Pensäo Santiago III



¿Desde cuando estaría allí? Una chica, mayor de lo que aparentaba, iluminada por el fluorescente de una armería observaba sonriente la escena. En principio comenzó a seguirla movido por una explicación necesaria, pero pronto descubrió que en realidad dicha persecución respondía a un instinto mucho mas primario. Aquel pelo cortado a lo garçon era tan negro como el cristal de las amplias gafas de sol enmarcadas en rojo que lucía cual Lolita de Kubrick. Y él, emulando a James Mason corría sin tregua tras aquellos pies de geisha enfundados en unas bailarinas encarnadas. Entró tras ella a un local sin nombre cerca del puerto encontrándose con un café de diseño de los que proliferan últimamente en las grandes ciudades: sofás de formas imposibles, proyecciones en las paredes de divas y jóvenes marines musculados y una legión de modernas, flequilleros, pin-ups….

El exotismo de aquella gente le permitió pasar desapercibido y con dos copas de cocktail en las manos eligió un lugar cercano a la salida para tener controlada a su fantasía particular. Pero era el quien estaba siendo observado, una mano firme le sorprendió sumergiéndose en su pantalón y arrastrándolo de espaldas hacia la salida de emergencia. Con gran esfuerzo consiguió girarse y tras saborear aquel dulce perfume en su nariz y boca, confirmó que era ella y se dejó llevar.

domingo, agosto 28, 2005

Pensäo Santiago II



Diciembre había sacado la ciudad a la calle. Todos parecían preguntarle con sus miradas de que o quien huía y Tomás acabó escapando de si mismo y refugiándose en las calles de un pequeño barrio.

Debía ser muy tarde, el telón de la noche había caido hacía tiempo y aquellas personas que tanto le molestaron se habían convertido ahora en sombras amenazantes. Un pobre vagabundo salió del apenas metro de puerta que asomaba a la calle de una imprenta abandonada. Sin darle tiempo a pedir unas monedas, Tomás descargó toda la furia del día en el cuello de aquel hombre. Asustado observó la postura imposible en el suelo bajo un abrigo infantil cuyos botones le recordaron aquel que usaba las frías mañanas para acudir al colegio. Por segunda vez en su vida robó.

viernes, agosto 19, 2005

Don Simpósium Vademécum


Hoy hace 2382 días y medio de la muerte de D. Luis Sánchez Polack, Santo varón

jueves, agosto 18, 2005

Pensäo Santiago I

No fue hasta otro día cuando al abrir la contraventana de su habitación pudo observar, con la poca luz que iluminó la estancia y su ceguera vespertina, el lúgubre e insalubre aspecto de su morada. La urgencia de una ducha y sus vísceras desorientadas le hicieron elegir entre descubrir que le deparaba el aseo o pasar de la ducha y buscar alivio en la calle a sus necesidades. Tomás eligió la segunda opción, guardó sus pocas cosas de valor en un bolso de napa heredado de su abuelo que llevaría colgado y dejó alguna ropa en su mochila a riesgo de ser robada.

La actividad de la calle desafiando una tormenta inminente contrastaba con su estado de ánimo. Estaba ya atardeciendo y decidió tomar algo en una cafetería cualquiera de las que poblaban la Rua Augusta. Desde la barra podía contemplar mientras esperaba su café la belleza del encuadre que formaba el arco iluminado y la Praça do Comercio a través de éste.

Por primera vez en días la suerte le dedicó una tímida sonrisa y la propina dejada por un cliente le sirvió para pagar una pasta salada con la que acompañó el café y que parecía contar entre sus ingredientes con algún tipo de queso. Pensar que pocos días antes podría haber comprado la bandeja entera y saciado aquel hambre le provocó un hilo de tristeza que atravesó su pecho algunos segundos.

viernes, agosto 12, 2005

Pensäo Santiago


- No. Yo tengo mis principios, y eso que me pides está en conflicto con todos ellos.

Tomás en aquella posición tan comprometida recorrió con estas palabras los escasos centímetros que le separaban de la moqueta. Su cuerpo hastío parecía ser engullido, debido a la ausencia de luz, por aquel tapiz que fueron bordando gota a gota anteriores inquilinos de la 14.

Algunas noches antes llegó a Lisboa. Las calles desiertas y el tambor de los truenos le convirtieron en un Cristo empapado procesionando por la Rua Augusta y sus paralelas.
Los edificios de aquellas avenidas le parecieron distinguidos, fue por ese motivo que cuando vio el luminoso que anunciaba la Pensäo probó suerte convencido de la categoría del establecimiento y no dudó aceptar la habitación que le ofertó Regina obviando las chapas de acero que servían de puerta a los pisos inferiores.

Kashmir

jueves, julio 07, 2005

Léolobotomizado


Porque sueño yo no lo estoy
porque sueño..............sueño
porque me abandono por las noches a mis sueños
antes de que me deje el día

Porque no amo
Porque me asusta amar
ya no sueño
ya no sueño



A ti la dama, la audaz melancolía
que con grito solitario
hiendes mis carnes ofreciéndolas al tedio
Tú, que atormentas mis noches
cuando no sé que camino de mi vida tomar
Te he pagado cien veces mi deuda.

De las brasas del ensueño,
solo me quedan las cenizas de una sombra
de la mentira que tú misma me habías obligado a oír

Y la blanca plenitud no era como el viejo interludio
y sí una morena de finos tobillos
que me clavó la pena de un pecho punzante
en el que creí,
y que no me dejo mas que el remordimiento
de haber visto nacer la luz
sobre mi soledad.

Fragmentos extraidos de Léolo (Jean-Claude Lauzon)

Noche Negra


De nuevo me sorprende la noche en las calles
Pero ésta no es como las demás, es oscura y me grita...
desde lo mas hondo de su abismo.

Ya no te quiero en mis sueños, vete
y te llevas tu vestido vaporoso y tus zarpas de lince.

Y tú, dónde estás, sal, abre tu boca
ilumina la estancia con tus hazañas de patio
Prefiero asistir a la fresa de tu lengua que al perfume de tus labios

Pero no, tu duermes......
y en tus sueños de chicle se alternan
susurros monótonos y sintetizadores rítmicos

Otra noche a oscuras y sin descanso, amar

Margot


Aquella mañana no fué fácil para ella. Todo su cuerpo emanaba un olor dulce y ácido a un mismo tiempo. Aún pasaron varias horas antes que Margot descubriese la verdad sobre la pasada noche. Una camisa de gasa empapaba su cuerpo, hastío, hasta mas allá de las rodillas, y aquellos pantalones rectos la reducían a un breve resumen de lo que un día fué.¡¡Nunca más volveré a caer en brazos de un hombre, ninguno merece la pena!! Si supiese lo que pasaría pocos días después habría reído hasta el exceso, pero en aquel momento se lo creyó.Un par de cucharadas de azúcar, bastante yerba, otro poco para terminar de endulzarlo y hasta la mitad de mas yerba completaron su mate, lo agitó suavemente y clavó la bombilla dorada por el uso que junto a un termo de agua le acompañaron en el horroroso deambular de desnudar su soledad. La ciudad estaba vacía, corrió durante horas y una fuerte patada y aquel olor a pescado le despertaron en el puerto. Un ciego yacía en el suelo y su sonrisa confiada le descubrió en el horizonte un barco ardiendo en que 14 minutos antes Margot se marchó.

Sueño

SUEÑO QUE LA VIDA ES UN CAMINO
Y A TÍ TE ENCONTRÉ EN LA LUNA
NO ERA ROSA SINO LILA
POR EL AZUL QUE TE PERFUMA.

Y LA NOCHE SON TUS BESOS
LABIOS TORPES, LENGUA QUE CLAVA
SU DAGA, SU FILO
EN UN LAGO DE ESCAMAS.